Dirección: Andrés Luque y Samuel Martín
Reparto: Juana Acosta, Adriana Ugarte, Carmelo Gómez, Félix Gómez y Toni Acosta.
La venganza es un plato que se sirve frío, dice el dicho. Nunca una frase hizo mayor honor al trasfondo de una película. Así, de esa manera, frío es como quedé tras el visionado de Tiempo sin aire de Andrés Luque y Samuel Martín (Agallas, 2009). Todavía no sé si tirando a estado gélido o a temperatura ambiente, todavía a estas alturas, una semana después de asistir a su pase no sé si me ha gustado o no.
La película tiene buenos ingredientes. Una trama repleta de giros imprevistos que siempre se agradecen, una historia dura que atrapa al espectador, un elenco notable y una factura considerable. Sin embargo, no termina de llegar. Le falta algo. O le sobra. Quizá su intención de añadirle un condimento para hacerla más comercial con la intención de que enganche al público le hace perderse en la narración. Parece como si su estructura, en ocasiones, se basase en aquello que puede gustar al público. Destaca el sorprendente giro del personaje interpretado por Carmelo Gómez, que nada en agua de nadie, que se bandea en la pendiente de un personaje sin definir. Muchos pueden pensar que tras ver el resultado del filme haya tomado la decisión, como ha anunciado, de dejar el cine y volcarse en el teatro. Posiblemente no sea la razón pero quizá tampoco haya ayudado.
En todo esto, si algo merece especial mención es Juana Acosta. La actriz interpreta a María, una madre que busca vengar la violación de su hija. La historia es eso, en ocasiones excesivamente dilatado en el tiempo. Una venganza que se hace larga, estirada. Acosta se enfrenta a su mejor interpretación hasta la fecha. De ella sería el Goya si no se lo fuese a arrebatar Natalia de Molina por su papel en Techo y comida. La actriz esta precisa en su actuación, no se excede en pro del llanto fácil, está contenida, mantiene la venganza en su rostro disfrazada por un halo de madre protectora de su otro hijo. Además de la interpretación de Acosta, el mensaje final es para la reflexión. Y a mí una película que te deja poso me merece un respeto, como mínimo. María hace oídos sordos a su alrededor por su sed de venganza. Se cierra al amor, es más, lo utiliza en su beneficio. Cuando consigue recuperar el oxigeno, cuando consigue quitarse la losa de la venganza entonces sus fosas nasales se abren para recuperar el aire que había perdido.
Tiempo sin aire se deja ver. Te deja la tarea de la reflexión. De cómo nos cegamos en ocasiones por la venganza. De cómo perdemos el aliento de nuestro alrededor por una obsesión insana.
Lo mejor: Juana Acosta y el mensaje de la película.
Lo peor: La temperatura poco definida.