Una venganza fría

IMG_1883

Dirección: Andrés Luque y Samuel Martín

Reparto: Juana Acosta, Adriana Ugarte, Carmelo Gómez, Félix Gómez y Toni Acosta.

La venganza es un plato que se sirve frío, dice el dicho. Nunca una frase hizo mayor honor al trasfondo de una película. Así, de esa manera, frío es como quedé tras el visionado de Tiempo sin aire de Andrés Luque y Samuel Martín (Agallas, 2009). Todavía no sé si tirando a estado gélido o a temperatura ambiente, todavía a estas alturas, una semana después de asistir a su pase no sé si me ha gustado o no.

La película tiene buenos ingredientes. Una trama repleta de giros imprevistos que siempre se agradecen, una historia dura que atrapa al espectador, un elenco notable y una factura considerable. Sin embargo, no termina de llegar. Le falta algo. O le sobra. Quizá su intención de añadirle un condimento para hacerla más comercial con la intención de que enganche al público le hace perderse en la narración. Parece como si su estructura, en ocasiones, se basase en aquello que puede gustar al público. Destaca el sorprendente giro del personaje interpretado por Carmelo Gómez, que nada en agua de nadie, que se bandea en la pendiente de un personaje sin definir. Muchos pueden pensar que tras ver el resultado del filme haya tomado la decisión, como ha anunciado, de dejar el cine y volcarse en el teatro. Posiblemente no sea la razón pero quizá tampoco haya ayudado.

En todo esto, si algo merece especial mención es Juana Acosta. La actriz interpreta a María, una madre que busca vengar la violación de su hija. La historia es eso, en ocasiones excesivamente dilatado en el tiempo. Una venganza que se hace larga, estirada. Acosta se enfrenta a su mejor interpretación hasta la fecha. De ella sería el Goya si no se lo fuese a arrebatar Natalia de Molina por su papel en Techo y comida. La actriz esta precisa en su actuación, no se excede en pro del llanto fácil, está contenida, mantiene la venganza en su rostro disfrazada por un halo de madre protectora de su otro hijo. Además de la interpretación de Acosta, el mensaje final es para la reflexión. Y a mí una película que te deja poso me merece un respeto, como mínimo. María hace oídos sordos a su alrededor por su sed de venganza. Se cierra al amor, es más, lo utiliza en su beneficio. Cuando consigue recuperar el oxigeno, cuando consigue quitarse la losa de la venganza entonces sus fosas nasales se abren para recuperar el aire que había perdido.

Tiempo sin aire se deja ver. Te deja la tarea de la reflexión. De cómo nos cegamos en ocasiones por la venganza. De cómo perdemos el aliento de nuestro alrededor por una obsesión insana.

                                                                Lo mejor: Juana Acosta y el mensaje de la película.

Lo peor: La temperatura poco definida.

Cine de despedida

C_mo_sobrevivir_a_una_despedida-946236648-large

 

 

 

Dirección: Manuela Moreno
Reparto: Natalia de Molina, Úrsula Corberó, José Lamuño, Celia de Molina, Roger Berruezo, María Hervás.

¿Cómo sobrevivir a esta película? Los críticos, espectadores y amantes del séptimo arte que asistieron al pase del Festival de Cine de Málaga comentaban a la salida y en corrillos posteriores que la última película de Manuela Moreno no era gran cosa. Para pasar un rato entretenido -decían algunos. Pero eso sí, todos se detenían a exaltar la buena labor de su directora.

El pretexto es organizar una despedida inolvidable a Gisela, interpretada por Celia de Molina. Toda la troupe se desplaza hasta Gran Canaria para celebrar los últimos días de soltería de la responsable del grupo. Todos viven su propio drama que va saliendo a relucir conforme pasan las horas. Nadie ha conseguido ser quien quería ser. Todos viven de espaldas a sus sueños hasta que la realidad se les presenta de la noche a la mañana como un aldabonazo. Un elenco que encaja a la perfección con Natalia de Molina o Úrsula Corberó.

¿Cómo sobrevivir a una despedida? Es una especie de Resacón en las Vegas a tope de despiporre, con trasfondo noventero. El espectador que vivió con las Spice Girls como banda sonora de su pubescencia se encontrará de alguna manera vinculado. Algunos gags funcionan por aquello de que no les pueden pasar más cosas. Estilismos imposibles, caídas torpes, chistes fáciles o frases que están en el imaginario de todos son algunos de los ingredientes de esta alocada comedia que entretiene. No existe peor adjetivo para definir una película. «Entretenida» es ni frío ni calor. Algo para el momento con caducidad instantánea conforme cruzas la salida de la sala.

Como se suele decir, la película se deja ver. Ofrece lo que se espera de ella, ni más ni menos. Cine comercial, sin ser esto nada peyorativo. Cumple su función. En el palmarés brilló por su ausencia. Ahora la taquilla manda.

Lo mejor: Su equipo.

Lo peor:  Los chistes pasados de moda.

#ApoyoAnnaAllen

anna-allen-antigona--644x362Estoy sorprendido. Siempre he pensado que la gente se para poco a conocer a quien tiene al lado. Optamos por la vía fácil y rápida; la de la crítica y el escarnio sin contemplaciones arrastrados por la masa.

En estos últimos días, desde que se celebró la última edición del los premios Oscar, la actriz Anna Allen se ha visto envuelta en un escándalo generado por unos montajes que realizó, ella o su entorno con su consentimiento. En las imágenes se veía a Allen junto a los actores de The Big Bang Theory, o la invitación a la ceremonia más importante del cine americano. Pues bien, días después se descubrió que todo era mentira. Allen jamás había pisado la alfombra roja, es más, jamás había estado junto a los actores con los que decía y mostraba haber estado. Todo Photoshop, todo un bulo.

Pero, ¿con qué objetivo? ¿Qué movió a la actriz a crear tales historias? Lo más fácil ha sido colocarle la etiqueta de «trastornada». Se ha especulado con diferentes problemas psicológicos. Nadie los ha corroborado, pero «debe estar loca para hacer algo así», piensan. Especular es gratis, hagámoslo. A nadie se le ha pasado por la cabeza intentar comprenderla. Eso sería salirse del camino o del veredicto de las redes sociales.

No digo que mi teoría sea la correcta, pero mi intención es entender las razones por las que una actriz, que gozaba de una carrera con buenas críticas a su espalda y un currículum sin escándalos, se le ha ocurrido crear esta vida paralela.

Anna Allen trabajó como directora y autora de la obra Exit. Esto fue en 2013, es el último trabajo que consta en su trayectoria hasta la fecha. En 2011 interpretó a Antígona en el Festival de Teatro de Mérida con enorme éxito. Esto supone estar más de 2 años en el dique seco, 2 años en el paro. La profesión de actor es tremendamente inconstante. No hay trabajo fijo. Puedes trabajar mucho durante un año y no hacer nada en los venideros. La industria es así de injusta, no hay papeles para todos. Pónganse en la situación de Anna Allen: llevan dos años en el paro, después de haber probado las mieles del éxito, de haber recibido alabanzas por sus últimos trabajos; de repente te encuentras en casa esperando una llamada, escribiendo un texto al que no das salida y viendo como la industria evoluciona, coge otros derroteros y cada vez te sientes más fuera de todo el sistema.

Quizá a Anna Allen se le ocurrió hacer ver que en otros países, donde la Cultura se mima, estaba siendo reclamada. Quizá pensó que eso llamaría la atención de nuestros directores para querer tenerla también en sus proyectos. Una manera de hacerse visible dentro del olvido, una manera errónea, de acuerdo, pero a la desesperada. El paro para un actor que ha probado el éxito es muy complicado de asimilar. La profesión tiene un alto porcentaje de desempleo. Apenas un 30% consigue participar en algún proyecto. A mí no me parece descabellado, ¿cuántos de los que critican con total impunidad a Anna Allen tienen una mentira en su currículum? ¿cuántos no mentirían en una entrevista de trabajo si llevasen años en el paro?

Las críticas son duras, crueles, violentas pero más todavía cuando vienen de la profesión. Cuando los compañeros son incapaces de reflexionar sobre qué ha podido llevar a una compañera a hacer algo así. Verlo desde la atalaya de actor triunfador y reclamado puede hacer ver al otro con desdén. Incluso algunos, antes de pensar en lo difícil de la profesión que comparten son capaces de tacharla de desequilibrada. El ser humano nunca dejará de sorprenderme. Es capaz de atacar antes que de pararse a comprender al otro por un absurdo orgullo de pensar que alguien está peor que nosotros.

#ApoyoAnnaAllen

Homosexualidad

No estamos en el siglo XXI. No nos empeñemos. La sociedad debe avanzar en masa, corresponderse moralmente con el avance de los tiempos pero, desgraciadamente, no ocurre en su totalidad.

En los últimos días hemos podido asistir a un aumento de la homofobia en las calles españolas. Aunque también fuera de nuestras fronteras. Algunos que veían la homosexualidad desde la barrera asumieron la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo como el único avance que necesitaba el colectivo para ser feliz, para formar parte de manera integra en la sociedad. Con eso todo resuelto, pero no. La legalización del matrimonio homosexual solo supone un paso más en lo legal pero el problema no residía únicamente ahí. La cuestión es más profunda que todo eso, el problema reside en la calidad moral del individuo.

Es evidente que la legalización del matrimonio es un avance importante y necesario pero que debe ir acompañado de una evolución en la mentalidad de una sociedad. La gente, en términos generales, todavía no está preparada. Nuestra televisión singue fomentando la pareja heterosexual, se resiste a introducir programas en los que el colectivo LGTBi busque su media naranja. Emma García, desde sus escaleras, demanda desde los inicios de Mujeres y Hombres y Viceversa que aquello tenga una versión exclusiva para el colectivo. TeleCinco, la productora y el sursuncorda hace oídos sordos. Quizá consideran que la sociedad no lo vería, todavía, con buenos ojos. Lo mismo pasa en el faranduleo. Conocemos artistas que se han declarado abiertamente homosexuales. Pongamos el caso de Ricky Martin. Desde que «salió del armario» (expresión apolillada que recala también en esa consideración de que el colectivo sigue obligado a esconderse), ha llevado por bandera su orientación sexual. En las entrevistas apenas se habla ya de su música, ahora importa que el chico es gay. Lo pregona a los cuatro vientos. Pero su mensaje se desvanece cuando escuchas su último trabajo y le sigue cantando a las mujeres. ¿No están sus fans preparadas para que sus intenciones cambien de género? Una doble moral que ayuda poco a seguir hacia delante.

Existe mucho cinismo entorno al tema. Sectores de la sociedad consideran que con la fiesta del Orgullo y la legalización del matrimonio el colectivo ya está integrado en la sociedad. No es así. El cambio no solamente es cuestión de hacer la vista gorda un día o de impulsar una ley para comprometerse de hecho, el cambio debe darse en la mente de una sociedad que todavía no está preparada. El cambio tiene que darse desde la Educación, tiene que ser un mensaje claro, sincero y coherente desde los medios de comunicación. Esto es un trabajo colectivo.

Un número más |Ganador del IX concurso Relatos Cortos Atzavares

Primer Premio
IX concurso Relatos Cortos Atzavares

Un número más

Mario Abril Fernández

    Bashir se levantaba cada mañana, justo antes de que el sol emitiese los primero rayos del día. Dormía junto a su hijo de diez años. Lo había tomado como un ritual. Se despertaba sin necesidad de despertador, besaba en la frente a Sa’îd, lo arropaba y se preparaba una infusión. Daba sorbos, pausados, uno detrás de otro mientras contemplaba como el cielo comenzaba a iluminarse. Los rayos del sol caían sobre las casas creando un juego de color único, que tan solo podía contemplarse, según comentaba siempre emocionado Bashir, en El Aaiún. Hacía meses que la calma había vuelto al Sáhara Occidental. La violencia había remitido pero no la lucha. Leer más

Viven otra realidad

120604.hombres.trabajando.paro.profesor.autoescuela.senal.sorpresa

Señores políticos,

Ustedes aseguran que estamos saliendo de la crisis, que ya se ve la luz al final del túnel. Es un nuevo y claro ejemplo de que desconocen la realidad de la calle. Cuando hablan de una mejora en las cifras del desempleo, desconocen la realidad de la calle. Ustedes solo hacen política para defender y justificar su asiento, no dimiten para defender su asiento, defienden lo indefendible para proteger su escaño. No hacen política para el pueblo, hacen política de partido. Tanto los que están como los que quieren estar.

La realidad en la calle es diferente al panorama que ustedes pintan. Jamás un político con cierta responsabilidad social sería capaz de decir que estamos saliendo del atolladero con las cifras de paro que sufre la sociedad. Y digo la sociedad porque a ustedes se la trae al pairo, solo les preocupa cada cuatro años, el resto de tiempo escurren el bulto, maquillan los resultados y los llevan a su terreno, pero esa no es la realidad.

El trabajo es precario. Algunas empresas han aprovechado el filón de la crisis para «contratar» en condiciones vergonzantes, apoyados y consentidos por ustedes. Un sueldo misero, por jornadas extensas y protección nula. Si aceptas bien y si no en la puerta hay otros haciendo cola dispuestos a aceptar esas condiciones con el único objetivo de sentirse parte de la población activa semiactiva de este país. Salgan a la calle y pregunten a la gente. No lo hagan en sus mítines rodeados de palmeros que alabarán sus políticas. Pisen asfalto, pregunten y quizá conozcan una realidad que no conocían. Pero quizá eso sería renunciar a su asiento porque supondría un aldabonazo imposible de encajar. ¿No les da vergüenza que sea Europa quien acoja a sus valiosos graduados? Claro, mientras alguien se encargue de ellos, mientras salen del país no molestan en el nuestro, no les sacan de su realidad.

Celebran las bajadas en las cifras de desempleo, con fanfarrias y confeti, pero cabe preguntar por las condiciones de esos que, momentáneamente, han dejado de engrosar las filas del paro. Ningún joven cree poder lograr en un trabajo estable, ¿eso qué es? -se preguntarán muchos. Nadie lo sabe. Solo algunos privilegiados pueden disfrutar de algo así. El termino «becario» se ha convertido en un modelo laboral perenne en este país. Los que entran por los que salen, son puertas giratorias, pero no de esas que tanto les gustan a ustedes que pasan de la política a las empresas.

Dejen de engañarnos. Salgan a la calle y pregunten. Pero no llamen a la prensa para que todos vean lo «buenos políticos que son», vayan solos, conversen con la gente. Verán como están absolutamente equivocados, verán como cambiarán sus políticas. Verán como viven otra realidad.

Corruptos por doquier

241212-Forges

La corrupción no entiende de colores ni de partidos, por desgracia es algo extendido, sean del signo que sean. Es cierto que hay políticos honrados, políticos que trabajan por la ciudadano y que cuyo trabajo se ve intoxicado por este atajo de sinvergüenzas. Políticos, como los del País Vasco, que se han jugado la vida incluso y que sus colegas de partido se lo agradecen manchando su afiliación. Tan culpable es el que roba, el que lo oculta, como el que echa balones fuera cuando se le pregunta al respecto. No deja de supurar ponzoña de esta herida política que estamos viviendo. Es inconcebible que cuando se le pide al ciudadano un esfuerzo el político coja ese esfuerzo y se lo lleve a paraísos fiscales o se gaste 140 euros de ese esfuerzo en una Farmacia. Luego ese señor tiene la desfachatez de querer justificar ese gasto cuando es insostenible cualquier tipo de excusas.

Siento admiración por la gente que espera pacientemente, que se ríe en lugar de llorar ante esta situación tan vergonzosa que vivimos en nuestro país. Que parte de la cúpula del Partido Popular esté siendo investigada, juzgada o encarcelada debería acarrerar unas responsabilidades para con el partido. Ahora, cuando las selecciones están a la vuelta de la esquina los grandes partidos quieren hacer una pacto anticorrupción cuando ya no hay nada que robar, cuando se ha sisado con total impunidad todo lo sisable. Ya no solo mosquea el robo, mosquea la sinvergonzonería con la que se comete, la negación hasta la saciedad, la protección hacia el chorizo. La desfachatez llega hasta tal punto que cuando no hay liquidez y nuestros bancos se encuentran en la estacada se pide un rescate que han terminado pagando los ciudadanos, por mucho que se les asegurase que no. Un dinero que un atajo de corruptos, sin supuestos ni presuntos, se iban gastando en comilonas, tiendas de lencería y demás «gastos de representación». Personajes sin moral ninguna ni respeto por quienes han perdido mucho en toda esta crisis. Una crisis que han provocado ustedes, una caterva de chorizos que han querido hacernos culpables haciéndonos creer que el dinero que faltaba era porque vivíamos por encima de nuestras posibilidades cuando eran ustedes quienes gastaban ese dinero a espuertas. Eran ustedes quienes nos han hecho vivir con unas posibilidades que no teníamos. Cuando nos han pedido dinero que han gastado en vicios.
Háganse y hágannos un favor, dimitan, váyanse. España solo tiene una cosa admirable y es su gente.

España, Oit Points

1399650180376

Ya ha pasado el trago. Ruth Lorenzo y su The Rain, the rain, the rain… nos llevan al puesto número 10 (el mismo que Pastora Soler, aunque la de Coria del Río le ganó en puntos). Muchos detalles para comentar de esta edición. Por ejemplo, los cinco tristes puntos de Reino Unido. Una de las razones que esgrimian los EuroFans para mandar a Lorenzo era que su participación en el Factor X británico le daba cierta relevancia en Europa, y por supuesto en Guayominí. Pues ya veis, cinco tristes puntos. Por no hablar de Portugal que no es que no nos diese los 12 como viene siendo habitual, es que no nos dio nada, NADA. ¡Cerremos fronteras! Nos quejamos que el resto de países se voten entre ellos pero añoramos los puntos de nuestros vecinos, (¡Que vuelva Andorra!) Para mí Lorenzo estuvo correcta. Vi ensayos en los que estuvo sublime, y no es normal en mí halagarla ya que se me atravesó desde el minuto uno. Su falta de humildad y su aparente soberbia me irritaba.
Pero también hay que hablar de otros asuntos. La ganadora, Conchita Wurst. ¿Cuán responsable es la barba de eseeurovision-austria triunfo? ¿Fue una lección que se dio desde Europa a Rusia? La canción estaba bien, ella cantaba bien pero, ¿sin esa campaña de imagen habría ganado el Festival? Es la pregunta del millón. Su dramatismo de culebrón venezolano hizo al público sentirse cerca de Conchita. Mención especial merece Carolina Casado y sus «Oit points». Dí que sí, con un par. Ella llega allí, aparece diciendo algo que nadie entendía. Se atascó, quería dar los 10 puntos antes que los ocho, se detuvo. Arrancaba, no arrancaba y por fin soltó sus Oit points. De nuevo España hizo el ridículo en lo que a idiomas se refiere. La desastrosa y bochornosa intervención de Casado pasará a la historia como el Relaxing Cup de la Botella. ¡Cuánto daño ha hecho Opening!
Fue una de las galas más descafeinadas de lo últimos años en cuanto a canciones se refiere. No había favoritas porque no había ninguna canción destacable. Yo aposté por la sensatez de Países Bajos que musicalmente era la más interesante. El resto, más de lo mismo. Si hay algo elogiable en este año es el despliegue técnico y de espectáculo que hizo Copenhague. Jamás hemos visto un Festival tan brutal. Fue una absoluta maravilla.
¿Por lo demás? Nada nuevo en el frente. Una gala más en la que los temas quedarán en el olvido y de la que tan solo recordaremos la barba de Wurst y los Oit Points. Y el desplante de Portugal, eso a mí no se me olvida.

Raramente única

image

«Son muy raros», decían algunos tras el visionado de «Los amigos raros» la última de Roberto Pérez Toledo (Seis puntos sobre Emma, 2011). ¿Quién no es
raro?, me preguntaba yo. ¿Bajo qué prima miramos la rareza? ¿Desde nuestra atalaya de persona, supuestamente, normal? La «rareza» es una virtud, genera interés, lo convierte en único, en un ser preciado porque no hay más.
La obra (maestra) de Pérez Toledo no solamente te deja noqueado en su primer visionado, lo consigue cada vez que te asomas al visor de esa cámara por la que van pasando todos los amigos de Sam. Él es el protagonista de una destrucción personal y colateral, encarnado por Adrián Expósito, este Sam arrasa a todo el que tiene a su lado, hiere antes de que le hieran, es incapaz de amar a nadie más que a sí mismo, a su propio ego. Pero no hay que juzgarle con tanta premura. Quizá no sabe amar. Eso es una virtud, no todo el mundo es capaz de amar. Amar depende de muchos factores internos de cada persona, de mucho bagaje , de muchos problemas sin solucionar, de mucha introspección, de querer pensar que nadie es capaz de entenderte como tú te entiendes.
Sam hiere porque está herido. Lo disfraza de soberbia, de prepotencia pero solo es una coraza. Todos esos amigos le hacen ver la realidad. Desfoga sus más bajas pasiones con diestro y siniestro, algo rapidito y, sobre todo, que no deje huella. No le puede dejar huella, es incapaz de asimilar esa huella.
Sam vive su historia como si se tratase de esas que escribe y dirige, es una manera de plasmar sus frustraciones. No busca historias para saber de qué escribir como le apunta alguno de los raros, escribe sobre aquello que le atormenta y que solo a través de esa vía puede sacarlas a la luz, disfrazadas, sin que nadie se entere, y sin salir dañado.
Este mediometraje hecho sin recursos económicos está lleno de verdad, está repleto de vivencia, de alma, de corazón. Una hora, no necesitamos más para sumergirnos en esta historia que te golpea tan fuerte que es irresistible temblar al verse en la piel de Sam o de alguno de los otros personajes. Porque las redondas frases que se lanzan como balas durante la historia te estremecen.  Contada de manera elogiosa, intercalando a los amigos raros de Sam con los momentos vividos en común. Reunirlos a todos para hablar de Sam ante su aparente suicidio.
Una historia rara, con personajes raros, y contada de manera rara que simplemente la hace única.

Lo que mola

Me hace gracia. No entiendo lo digno que se pone el espectador en algunas ocasiones. Ahora se mueve una iniciativa para cerrar Sálvame. Porque sí, porque es lo que mola porque Sálvame es esa bazofia infumable que nos daña como seres humanos, que nos ataca, que nos agrede.  Claro, yo ante semejantes golpes de pecho me pregunto: ¿si no te gusta, para que lo ves? Es más, ¿si no lo ves porque lo calificas de tal manera, qué te ofende? ¿Eres de los que clamó al cielo porque pusiesen Gran Hermano 24 horas en el puesto de CNN+? Recordemos que la cadena no superaba el 2% de share. Poco espectador digno entonces.

Está de moda. Igual que en aquel momento en el que todos arremetieron contra La Noria porque había hecho una entrevista a la madre del Cuco, involucrado en el Caso Marta del Castillo. Aún a día de hoy mucha gente no sabe qué estaba apoyando. Solamente escucharon la palabra «Telecinco» se enervaron, crecieron como La Masa, reventaron sus vestiduras y pidieron el cierre del espacio. ¿Por qué? Porque lo que mola  es ir contra Telecinco.

Me libren a mí de defender a la cadena de Vasile. Defiendo la sensatez.  En esa petición se decía algo así como «esos malos contenidos que entran en nuestras casas». Si entran en tu casa es porque tú lo decides. Desintonízala, eres libre de elegir qué quieres y qué no quieres en tu mando. La oferta es plural y amplia, para todos los gustos. Quizá a ti como espectador te rechinan esos contenidos pero a otro le alegran el día. Dejemos de considerarnos dueños, amos, señores y directores de programación. Y, sobre todo, dejemos de darnos golpes de pecho porque es lo que está de moda. Las corrientes están para saltárselas, y para analizar algo más allá. El borreguismo también contamina. Quedarse en la superficie es absurdo. Sálvame, como formato televisivo, es puro dinamismo e innovación. La realización, y ojo para los que están apunto de cerrar el blog en este momento, hablo de la realización no de los contenidos. La realización del magazine es brutal, se han sobrepasado los límites de lo que tradicionalmente se conoce como plató. Se ha ido más allá. Estaremos más de acuerdo o no, pero la evolución televisiva es innegable. Del mismo modo, que a Gran Hermano no se le puede negar su despliegue. Programa al que no se premia por su dudosa moral.

Nada sospechoso de ser seguidor de los nombrados espacios, pero soy defensor de lo razonado. Lo normal sería atacarlo, lo extraño es extraerle sus cualidades positivas, la mayoría relacionadas con cuestiones técnicas, pero claro, no es lo que mola.